Después del éxito cosechado con la publicación de Un perro, Alejandro Palomas y el ilustrador Fernando Vicente se unen en un spin off de la historia que ya ha enamorado a miles de lectores (con tres ediciones y más de 14.000 ejemplares impresos). En lo que será el primer libro ilustrado de las historias de Palomas, nos sumergiremos en la mente de Rulfo durante la celebración del cumpleaños de Fer. Gracias al amor infinito de Rulfo hacia Fer, éste podrá superar por fin la muerte de Max, el gran danés que tuvo antes de adoptarlo a él.
Una historia tierna, entrañable y preciosa que seducirá a todos los seguidores de Alejandro Palomas y que contará con las ilustraciones de uno de los ilustradores de mayor proyección en nuestro país, Fernando Vicente.
El libro empieza con un narrador en tercera persona, omnisciente, conoce todos los sentimientos de la familia de Amalia, este narrador habrá un momento en el que pase a ser en primera persona, desde el punto de vista de Rulfo.
Los personajes ya los conocemos puesto que aparecen en la novela Un perro del autor, al que más conoceremos ésta vez será a Rulfo y a Max, las dos mascotas.
La trama, al ser un libro breve creo que intenta centrarse en cómo los animales son capaces de darnos lecciones y ayudarnos a enfrentarnos al pasado.
La prosa de Alejandro Palomas es muy bella, ligera y detallada sin ser cansina, el autor puede dar tanto detalles sin ser pesado que hace que nos sintamos flotando en una nube mientras ocurre la historia.
Cogí este libro una mañana antes de ir a trabajar, esperando el bus, no pensé que me iba a poner a llorar…
Se lee muy rápido, tiene unas ilustraciones preciosas que hacen que la lectura sea más fluida, más entrañable, pero sin duda también es lo que provoca más apego a la historia.
Conforme avanzaban las páginas me fui sintiendo más identificada con la historia, cuando pierdes a un animal y no te has podido despedir siempre te culpas porque podrías haberlo hecho.
Amalia tiene una forma peculiar de celebrar las reuniones familiares, añade una silla de más, la silla de las ausencias, y es ahí donde ya empiezan a fluir los sentimientos, las ganas de llorar.
Sin duda, me ha gustado mucho la historia, me ha hecho sacar muchas lágrimas pero ha merecido la pena.
– […] En el fondo, los humanos son tan animales como nosotros y necesitan tocar para saber. Necesitan certezas, y Fer no las tiene.
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