Llegarás a un lugar que no sabría muy bien cómo definir, quizás es ese sitio al que te trasladas cuando suena el timbre del recreo, o allí donde vamos al cerrar los ojos justo antes de soplar las velas, o el viento en el que flotamos al recibir uno de esos abrazos que nos sostienen el cuerpo, las dudas y los miedos…
Tenemos varios narradores, la historia tiene vida propia, crece y madura con nosotros, los narradores suelen ser en tercera persona, excepto el principal que es en primera persona.
Los personajes, cada uno tiene una forma de ser especial, son sorprendentes y no podremos de dejar de pensar en ellos durante todo el libro.
La trama, como en todos los libros de Eloy Moreno, hay que ver más allá de lo que parece haber, intenta hacernos pensar y ver si somos felices tal y como estamos ahora mismo.
La forma de escribir del autor es muy fresca, adictiva y sobre todo muy real, las descripciones son como si estuvieras allí y formarás parte del escenario.
Este libro me lo recomendó una compañera de trabajo a la que quiero mucho y que siempre mira por mi, me dijo que me haría cambiar mi forma de ver las cosas, cuanta razón tienes Rosa.
Al principio es un poco lío, te encuentras con los personajes una historia donde nuestro protagonista le roban el coche caro que se ha comprado y como un músico que está en ese bar de autopista le ayudará, porque las apariencias engañan amigos.
Conforme avanza la historia, empezamos a descubrir La Isla, un lugar donde el que entra no suele salir. Hay que ver cómo se siente el protagonista desde el momento en el que entra para saber a lo que me refiero.
La historia pretende concienciarnos de que la vida es corta, no siempre tenemos un «después» para hacer aquello que nos gusta, para cumplir nuestros sueños, si peleamos por los de los demás, ¿por qué no pelear por el nuestro?
Me ha gustado mucho y lo recomendaría para leer siempre y al menos una vez cada año.
- Yo también no es un te quiero, no lo olvides, no lo olvides nunca.
- Enseñamos a los niños que hay que pedir las cosas por favor, que hay que dar las gracias, que no hay que tratar mal a nadie, que no hay que discriminar… y en cambio nosotros, los adultos, lo olvidamos tan pronto…
- El mundo está lleno de personas que tienen limitados los sentimientos. Algunos los han perdido, otros simplemente los han ocultado y otros… otros ni siquiera saben si algún día los tuvieron, pero para eso está, entre otras cosas, la música.
- Llega un momento en la vida en que puedes elegir entre dos caminos: dedicarte a algo que no te gusta para ir viviendo y así, algún día – quizá cuando te jubiles o cuando estés muerto – dedicarte a lo que te hace feliz, o dedicarte a lo que te gusta hasta que un día te dé para vivir.
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